Jueces Históricos

Pablo Antonio Ramella

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Aunque tuvo un paso fugaz de apenas seis meses por el Máximo Tribunal, interrumpido por el golpe de Estado de marzo de 1976, Pablo Antonio Ramella –platense de nacimiento, sanjuanino por adopción– es reconocido por sus variados y profundos aportes a las ciencias jurídicas en el país, su compromiso con la defensa de los derechos humanos (impulsó, entre otras causas, la implementación del voto femenino) y sus contribuciones públicas a través de una dilatada trayectoria política. En su múltiple condición de constitucionalista, magistrado, docente, poeta, escritor y periodista, dejó una huella que trascendió el prestigio forjado en el ámbito de las leyes.

Nacido el 13 de junio de 1906, Ramella se graduó en la Universidad de Buenos Aires en 1930 y se doctoró en jurisprudencia en 1944. De fuertes convicciones religiosas y activa militancia en las filas del Partido Justicialista, ingresó al Máximo Tribunal a fines de septiembre de 1975, designado durante la presidencia de María Estela Martínez en reemplazo del renunciante Manuel Arauz Castex.

Compartió la Corte con Agustín Díaz Bialet, Miguel Ángel Bercaitz, Ricardo Levene (hijo) y Héctor Masnatta, todos ellos removidos por el Gobierno de facto que tomaría el poder a comienzos del año siguiente.

Antes había sido asesor de menores, fiscal y juez en lo Civil en San Juan, senador nacional por la provincia cuyana entre 1946 y 1952 (presidió la comisión de Asuntos Constitucionales), convencional constituyente en 1949 (se lo considera uno de los artífices de aquella reforma) y ministro de gobierno de la provincia cuyana. Con posterioridad al retorno de la democracia, tendría un rol activo en la convención que modificó la carta fundamental de San Juan de 1986.

En el terreno académico, fue decano de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Católica de Cuyo, y dio clases de Derecho Constitucional y Administrativo en la UBA. Codirigió, además, el periódico El Pueblo, de orientación católica, entre 1953 y 1954.

Por otra parte, presidió el Consejo Arquidiocesano de Acción Católica Argentina y la Corporación de Abogados Católicos, fue rector de la Universidad Popular de San Juan y autor de obras como La estructura del Estado (1945), Introducción elemental al derecho (1967) –en coautoría con Antonio Lloveras– y hasta una Antología poética (1977). En 1955, fue encarcelado por la dictadura de la autodenominada “Revolución Libertadora”: permaneció dos años preso y expuso sus argumentos contra esa decisión en un escrito que tituló “Mi defensa”.

En noviembre pasado, la Cámara de Diputados de San Juan organizó en su homenaje, la muestra “Pablo Ramella: testimonios de fe, pensamiento y acción”, que tuvo lugar en el Museo de la Historia Urbana de la capital provincial. Allí se exhibió parte de la colección documental del jurista, que su familia donó para su custodia y preservación a la Legislatura sanjuanina.

En el acto inaugural, su nieta Celina Ramella lo evocó como “un tejedor de palabras” y destacó sus virtudes cívicas. Como nota de color, entre su acervo de correspondencia que pudo apreciarse en aquella exhibición figura un intercambio epistolar con los astronautas de la NASA que protagonizaron la misión a la luna en 1969, a quienes había enviado un ejemplar de su novela Tres días de tinieblas, relato de ciencia ficción donde narra un fallido intento de viaje espacial.