Manuel Pizarro
Manuel Demetrio Pizarro fue un ferviente impulsor de la federalización y capitalización de Buenos Aires, con una fuerte actuación política ligada al Partido Autonomista Nacional. Julio Argentino Roca, quien lo designó juez del Máximo Tribunal por decreto del 24 de octubre de 1882, se refería a él como “el mejor campeón de la nacionalidad”.
Pizarro había nacido en Córdoba el 9 de abril de 1841. Era el menor de los nueve hijos que tuvieron Manuel Esteban Pizarro, jefe de la revolución cordobesa del 27 de abril de 1852, y María Mercedes Leaniz Haedo. Tras la derrota de Juan Manuel de Rosas, su madre instó a su marido y a todos sus hijos a que tomaran las armas contra el gobernador rosista de Córdoba y Manuel Demetrio participó de la revolución cuando tenía apenas once años.
Estudió en la Universidad de San Carlos, hoy Universidad Nacional de Córdoba, de donde egresó a fines de 1861 como Maestro de Artes y Bachiller. En Buenos Aires realizó la práctica en la Academia de Jurisprudencia y se doctoró en 1864 con una tesis sobre la intervención federal a las provincias, de la cual Nicolás Avellaneda fue su tutor. Tuvo a su cargo la cátedra de Derecho Civil del colegio de la Inmaculada Concepción.
En 1867 se instaló en Santa Fe y el 12 de septiembre del siguiente año contrajo matrimonio con María Eustolia de Iriondo y Candioti, hija de una conocida familia santafesina y hermana de Simón, gobernador y caudillo de la provincia.
Fue diputado provincial en Santa Fe y en 1872 miembro de la Convención Constituyente. Presidió el Tribunal Superior de Justicia y luego ocupó el ministerio de Gobierno e Instrucción Pública bajo la gobernación de Servando Bayo. Durante su participación política en Santa Fe propuso fundar el banco provincial y aprobar una ley de colonización. El 22 de julio de 1878 fue designado senador representando a Santa Fe ante el Congreso, por lo cual se trasladó a la ciudad de Buenos Aires.
Durante su primera presidencia, Roca lo designó ministro de Justicia, Culto e Instrucción Pública. Desde allí, Pizarro se ocupó de la instalación de nuevos tribunales de justicia para la ciudad de Buenos Aires, proyectó un nuevo ordenamiento para las Universidades de Córdoba y de Buenos Aires y puso en marcha las escuelas de artes y oficios para formar operarios capacitados. Además, creó el Consejo Nacional de Educación y nombró a Domingo Faustino Sarmiento como su superintendente.
Pizarro fue ministro de la Corte por poco más de un año. Suscribió, entre otros, los fallos en los casos “Hijos de Linera, Manuel A. c/Brunge y Cía. de Amberes” Fallos: 25:99), donde la Corte dijo que la muerte del padre transmite sin más formalidad a sus hijos legítimos la posesión hereditaria y les autoriza a entablar las acciones que corresponderían a aquel si viviese, y “Criminal c/Adam, Basilio” (Fallos:25:189), donde se estableció que los crímenes cometidos a bordo de los buques mercantes extranjeros, surtos en puertos argentinos, deben ser juzgados por los tribunales argentinos aunque sean cometidos entre personas de la tripulación.
Firmó, además, varias disidencias, entre ellas, junto a Saturnino Laspiur en el caso “Roberts” (Fallos: 25:479). Allí se analizó el alcance de la justicia militar y si las cárceles quedaban alcanzadas por ella. La Corte, por mayoría, sostuvo dicha competencia militar, pero Laspiur y Pizarro sostuvieron la competencia ordinaria, fundados en que la cárcel correccional no era un cuartel ni una prisión militar y ni siquiera estaba bajo la jurisdicción militar.
El último fallo que lleva su firma es del 3 de mayo de 1884, en la causa “Fisco Nacional c/Nicanor Bernales y Cía.” (Fallos: 26:440), donde la Corte dijo que cuando las mercaderías han salido de la jurisdicción de la Aduana, la imposición de penas corresponde a los tribunales de justicia.
Tras renunciar al Máximo Tribunal en 1884, poco más de un año después de ser designado, volvió al Congreso primero como diputado y luego como senador por Santa Fe. El 17 de mayo de 1892 asumió como gobernador de Córdoba con el apoyo de Roca. Tuvo duros enfrentamientos políticos y a fin de ese año renunció. Falleció el 15 de octubre de 1909 en Unquillo, Córdoba, y fue enterrado en el templo de San Francisco.