Jueces Históricos

Uladislao Frías

Retrato del juez Uladislao Frías

Con su bastón de ébano con empuñadura de oro en forma de águila bicéfala, anteojos con cordoncillo, barba y bigote prolijamente recortados, solía andar Uladislao Frías.

Frías había nacido en Tucumán el 13 de agosto de 1821, hijo de don José Frías y doña Nieves Gramajo. Su padre había sido el primer gran empresario azucarero de la provincia y era su gobernador en 1831 cuando se produjo la segunda invasión de Facundo Quiroga. Los Frías se exiliaron en Bolivia, donde Uladislao estudió en el Colegio de Junín y luego en la Universidad de Chuquisaca, doctorándose en Derecho. Pronto se destacó entre los letrados altoperuanos y prestó servicios en la cancillería de ese país como secretario del ministro Hilarión Fernández.

En 1849, ya de regreso en Tucumán, el gobernador Celedonio Gutiérrez lo designó asesor de los juzgados de primera instancia. Fue ministro general de Gobierno en las administraciones tucumanas de Manuel Alejandro Espinosa, de Anselmo Rojo y de Agustín Justo de la Vega, además de gobernador delegado en las dos primeras. Además, se desempeñó como diputado por Tucumán en el Congreso de la Confederación en 1854-1858 y en 1858-1862. Antes de concluir el segundo período, representó a la provincia en la Convención Constituyente de 1860 y cuatro años más tarde el presidente Bartolomé Mitre lo comisionó para organizar el flamante Colegio Nacional de Tucumán.

En 1869 fue elegido gobernador de su provincia. Durante su gestión se volvió a publicar el Registro Oficial y se reanudó la anotación, en un registro aparte, de las propiedades del Estado. Por su parte, todo gasto debía imputarse al presupuesto y cargarlo a la partida del caso. Además, durante su mandato se sancionó la primera ley general de expropiaciones, se creó la Inspección de Escuelas y Consejo de Instrucción Pública imponiéndose la obligación de enseñar y explicar la Constitución Nacional a los alumnos, y se inauguró el Colegio Sarmiento, primer secundario para mujeres que tuvo Tucumán.

Durante su mandato se desempeñó brevemen te como interventor federal en Jujuy (en 1870), cargo que volvió a desempeñar en 1879, siendo ya ministro de la Corte Suprema. Durante la presidencia de Domingo Faustino Sarmiento, Frías fue ministro del Interior y también ocupó -interinamente- la cartera de Guerra y Marina. Luego volvió al Senado, donde se destacó su actuación en la confección de la Ley de Contabilidad de la Nación y en la sanción de normas como la de expropiaciones, la de Correos y Telégrafos, y varias sobre moneda y ferrocarriles.

Fue autor, también, del reglamento del Senado para los casos de juicio político. Tras el fallecimiento del ministro de la Corte José Barros Pazos en noviembre de 1877, Frías fue designado (el 14 de enero de 1878) por el presidente Nicolás Avellaneda para ocupar su lugar. Entre las sentencias que llevan su firma se destacan “Sojo” (Fallos, 32:120), en el cual la Corte dijo que no tiene jurisdicción originaria para conocer en los recursos de hábeas corpus interpuestos por particulares, y “Elortondo” (Fallos, 33:162), donde se declaró por primera vez la inconstitucionalidad de una ley del Congreso.

También intervino en el caso “Moores” (Fallos, 30:281) donde la Corte afirmó la necesidad de la existencia de un caso concreto y la imposibilidad de actuar de oficio o en abstracto. En la causa “Acevedo” (Fallos, 28:406), señalada como la primera sentencia “2-1” de la Corte, los jueces José Dominguez y Federico Ibargúren dispusieron revocar la prisión de Eliseo Acevedo, ordenada por la Cámara de Senadores de la Nación en razón de un supuesto desacato cometido por medio de la prensa. En disidencia, Frías consideró que la causa no correspondía a la competencia originaria de la Corte, por lo que, según su opinión, Acevedo debía ocurrir “donde corresponda”.

Entre 1887 y 1889 Frías coincidió en la Corte con su cuñado Salustiano Zavalía. En efecto, estaba casado con Brígida Zavalía, hija del constituyente tucumano de 1853.

Tras jubilarse el 10 de enero de 1890 en su cargo en el Máximo Tribunal, volvió a la actuación política durante la revolución del Parque, en 1890, y luego fue elegido senador nacional. Desde ese puesto apoyó a los presidentes Carlos Pellegrini y Julio Argentino Roca. Murió en Buenos Aires el 24 de julio de 1899, a los 77 años, ya viudo de doña Brígida.