Jueces Históricos

Ernesto Abelardo Corvalán Nanclares

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Abogado, juez, docente y militante justicialista, el mendocino Ernesto Abelardo Corvalán Nanclares (1918-2006) se desempeñó en los diferentes poderes del Estado, tanto en su provincia como a nivel nacional, y fue juez de la Corte entre 1973 y 1975.

Tras estudiar derecho en la UBA, dirigió el centenario estudio jurídico fundado en 1920 por su padre Ernesto del Carmen Corvalán –y que hoy continúa al mando de la tercera generación de la familia–, aunque la política y la función pública concentraron su interés y marcarían el camino de una extensa trayectoria.

Tras integrar la delegación de Mendoza en la liga de profesionales jurídicos que impulsó la reforma constitucional de 1949, fue elegido diputado provincial dos años después. Como tal, condujo el bloque oficialista y llegó a presidir la Cámara de Diputados del distrito cuyano. Profesor de materias relacionadas con el derecho laboral en la Universidad Nacional de Cuyo, fundó el períodico “Tres banderas”, una publicación relevante en la difusión de las ideas del peronismo. Se presentó dos veces como candidato a gobernador, en 1961 y 1966.

Propuesto por Héctor J. Cámpora para integrar la Corte Suprema de Justicia de la Nación en 1973, compartió el tribunal con Miguel Berçaitz, Agustín Díaz Bialet, Manuel Arauz Castex y Héctor Masnatta.

Solía fundar sus fallos en la doctrina social cristiana. Renunció al cargo en julio de 1975 para asumir como ministro de Justicia durante la presidencia de María Estela Martínez de Perón, de quien fue uno de los dirigentes más cercanos. Además, en dos breves interregnos condujo también, ese mismo año, la cartera de Economía, tras las respectivas salidas de Celestino Rodrigo y Pedro Bonani.

Exiliado en tiempos de la última dictadura, aspiró a postularse por tercera ocasión a la gobernación luego del retorno de la democracia, pero resultó derrotado en las internas del PJ local. Publicó los libros Justicalismo: la Hora de la Verdad (1984) y Mi bronca y una esperanza (1993), entre otros; y expresó con firmeza su rechazo a los indultos a los condenados por crímenes de lesa humanidad.

Padre de seis hijos, murió en su ciudad natal el 31 de mayo de 2006, a los 87 años. En 2019, se bautizó con su nombre a una de las salas de la Suprema Corte mendocina, con un acto de homenaje donde se ponderó su integridad, su coherencia y su vocación de servicio.

El entonces titular del máximo tribunal provincial, su sobrino Jorge Nanclares, recordó que su tío “en 1989 recibió la propuesta presidencial de ocupar nuevamente el rol de ministro de la Corte nacional, pero lo declinó”. Entre sus méritos, resaltó el de “dictar fallos donde se volvía a la doctrina donde los decretos leyes caducaban con los gobiernos de facto”. En tanto, su hijo Pablo enfatizó algunos de valores que caracterizaron al exjuez de la Corte: decencia, humildad, compromiso y sensibilidad social.