Jueces Históricos

Ricardo Colombres

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Nacido en San Miguel de Tucumán el 25 de julio de 1921, Ricardo Colombres fue ministro de la Corte entre 1960 y 1966.

Cursó estudios en la UBA, donde obtuvo al doctorarse, en 1946, el premio “Tedín Uriburu” por su destacado desempeño. Allí, además, enseñó sociología como profesor titular, mientras que en la Universidad de La Plata dio clases de filosofía del derecho.

Procurador del Tesoro de la Nación bajo distintos gobiernos (en dos etapas entre 1957 y 1960, con una breve interrupción), participó activamente de la dirección del Colegio de Abogados de su provincia.

Discípulo de su coterráneo Carlos Cossio, cuya teoría egológica moldearía su perfil como magistrado, desembarcó en el Máximo Tribunal en 1960, avalado por un sólido prestigio académico y político.

El 6 de febrero de ese año, dos días antes del decreto N° 1466 mediante el cual el presidente Arturo Frondizi elevó su pliego –junto al de Pedro Aberastury– al Senado para su aprobación, un artículo periodístico lo definía como un “demócrata cabal”.

En el libro Historia de la Corte Suprema Argentina. El periodo de la discontinuidad institucional, en tanto, se lo describe como un “hombre de reconocida seriedad y capacidad profesional, así como de fuertes convicciones cívicas”.

Si bien no era propenso a formular votos extensos ni a redactar los proyectos iniciales de las sentencias, se caracterizaba por agregar en la circulación de expedientes lo que él denominaba “memorándums axiológicos”, donde plasmaba sus agudas observaciones.

La designación de Colombres se dio en el marco del debate por la elevación del número de miembros del cuerpo a siete y su división en salas –aspecto, este último, que no se llegó a reglamentar–.

Durante su paso por la CSJN exhibió una afinidad intelectual y de criterios con sus pares Julio César Oyhanarte, Esteban Imaz y el mencionado Aberastury. Compartió, además, su composición, en diferentes momentos, con Luis María Boffi Boggero, Alfredo Orgaz, Manuel José Argañarás, Benjamín Villegas Basavilbaso, José Federico Bidau, Carlos Juan Zavala Rodríguez y Amílcar Ángel Mercader.

Desplazado del cargo, junto al resto de los ministros tras producirse el golpe de Estado del 28 de junio de 1966, se alejó de la función pública hasta que su nombre acaparó nuevamente la atención de la sociedad cuando, en 1983, formó parte de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP), creada por Raúl Alfonsin a poco de asumir la presidencia.

Fue el único referente del campo de las leyes entre los integrantes del órgano descentralizado que tuvo como objetivo aclarar e investigar la desaparición forzada de personas durante la última dictadura, y que elaboró el emblemático informe Nunca Más. Los restantes integrantes eran Ernesto Sabato, René Favaloro, Hilario Fernández Long, Carlos T. Gattinoni, Gregorio Klimovsky, Marshall T. Meyer, Jaime de Nevares, Eduardo Rabossi, Magdalena Ruiz Guiñazú, Santiago Marcelino López, Hugo Diógenes Piucill y Horacio Hugo Huarte. 

Casado con Ana María Santillán, con quien tuvo cuatro hijos, falleció en Buenos Aires el 14 de febrero de 1998, a los 76 años.