Benjamín Villegas Basavilbaso
Juez de la Corte Suprema de Justicia de la Nación entre 1956 y 1964, Benjamín Villegas Basavilbaso registra, junto con Alfredo Orgaz, la particularidad de haber desempeñado el cargo a lo largo de una etapa que combinó gobiernos de facto y democráticos.
Villegas Basavilbaso fue designado por decreto del general Pedro Eugenio Aramburu el 21 de septiembre del ‘56 (prestaría juramento el 2 de octubre) en reemplazo del renunciante Jorge Vera Vallejo –quien solo estuvo un semestre en el tribunal–. Luego continuaría en la función, ya formalmente vuelto a designar con acuerdo del Senado, una vez iniciado el mandato constitucional de Arturo Frondizi, tras cuya asunción había presentado la renuncia. Su segunda jura como ministro ocurrió cuatro días después de esa dimisión, el 12 de mayo de 1958.
Nacido en Buenos Aires el 25 de marzo de 1884, Villegas Basavilbaso provenía de una familia de renombre en en el ámbito militar y el campo del derecho: su abuelo paterno, el capitán Benjamín Villegas Dávila, combatió junto a los unitarios durante los conflictos civiles a mediados del siglo XIX, mientras que su bisabuelo Alejo Villegas había sido un destacado jurista y diputado por Córdoba en el Congreso de Tucumán.
Estas influencias marcaron sus elecciones vocacionales: se formó en la Escuela Naval, de la que egresó en 1905 como guardiamarina, y una década más tarde completó sus estudios de abogacía en la Universidad de Buenos Aires. Ejerció la profesión de abogado y la docencia, al tiempo que profundizaba su interés por la historia naval argentina, plasmado en numerosas investigaciones, artículos y membresías académicas. Fue asesor letrado de la Secretaría de Marina y participó del comité organizador de la Marina Mercante y de la comisión redactora de un proyecto de ley de aguas para la provincia de Buenos Aires, entre otras tareas.
Especializado en derecho administrativo -materia que enseñó por más de veinte años en La Plata, de 1922 a 1946, y sobre la cual escribió un exhaustivo tratado de seis tomos publicado por la Editorial TEA entre 1949 y 1952–, incursionó en la política como ministro de las intervenciones de San Juan en 1934 y de Buenos Aires en 1941 (también fue interventor de la universidad platense). Su carrera judicial se inició en 1937, al ser nombrado juez correccional de la Capital Federal. Entre 1944 y 1946, integró la Cámara de Apelaciones Criminal y Correccional.
En su obra “Historia ideológica de la Corte Suprema de Justicia de la Nación (1955-1966)”, Héctor José Tanzi subraya que “Villegas Basavilbaso enfrentó difíciles problemas políticos agravados por los planteos militares, que terminaron con la deposición del presidente Frondizi y el juramento ante la Corte del sucesor Guido”. Menciona, además, que un “particular suceso lo elevó en la consideración pública: había intervenido en la fijación del valor que el Estado debía pagar por la transferencia de bienes de Empresas Eléctricas Argentinas y compañías derivadas, según la ley 14.793, por lo cual se le fijaron altísimos honorarios que donó al Instituto Tecnológico de Buenos Aires, centro universitario de origen naval”.
A raíz del alejamiento de Orgaz de la Corte en medio del debate en torno a su posible ampliación y división en salas, a comienzos de 1960, Villegas Basavilbaso lo sustituyó en la presidencia del cuerpo, que ejercería desde el 4 de marzo de ese año hasta su renuncia definitiva, el 17 de julio de 1964. Al cumplirse, en 1963, el centenario del Máximo Tribunal, encabezó el acto de aquella celebración, en el que pronunció un recordado discurso.
Casado con Ruth Pieres Montero y padre de dos hijos –María Ruth y Benjamín Eduardo–, llevaba algunos meses alejado de la vida pública y retirado en una estancia familiar próxima a la costa atlántica, cuando murió en la localidad balnearia de Necochea el 16 de agosto de 1967, a los 83 años.