Jueces Históricos

José Figueroa Alcorta

Retrato del juez José Figueroa Alcorta

José Figueroa Alcorta es, hasta el momento, la única persona en la República Argentina que presidió los tres poderes del Estado. Luis Sáenz Peña había sido ministro del Máximo Tribunal (1890-1892) y Presidente de la Nación (1892-1895), pero Figueroa Alcorta presidió primero el Senado de la Nación, luego el Ejecutivo Nacional durante el
centenario de la patria y, por último, la Corte Suprema de Justicia de la Nación.

José María Cornelio del Corazón de Jesús Figueroa Alcorta nació el 20 de noviembre de 1860 en la ciudad de Córdoba. Estudió en el Colegio de Moserrat y luego ingresó en la Facultad de Derecho de Córdoba. Tras recibirse en 1882 de doctor en Leyes, fue designado profesor de Derecho Internacional. El 16 de abril de 1888 contrajo matrimonio con Josefa Julia Bouquet Roldán, oriunda de Bell Ville, con quien tuvo cuatro hijos. Un año antes, el 10 de enero de 1887, fue uno de los fundadores de la sociedad “El Panal”, de gran influencia política en la provincia.

En 1892 fue electo diputado nacional en representación de Córdoba y el 17 de enero de 1895 el colegio electoral cordobés lo designó gobernador. Tras su gestión, fue elegido senador nacional por su provincia. El 12 de octubre de 1904 asumió como vicepresidente de la Nación en la fórmula encabezada por Manuel Quintana, quien debió abandonar el cargo por problemas de salud. Figueroa Alcorta quedó al frente del Ejecutivo Nacional el 12 de marzo de 1906 y hasta completar el mandato, el 12 de octubre de 1910, fecha en la que asumió el gobierno la fórmula presidencial encabezada por Roque Sáenz Peña, hijo del expresidente y ministro del Máximo Tribunal.

La presidencia de Figueroa Alcorta estuvo acompañada por una serie de hitos. Así, por ejemplo, al iniciarse el 45o período de sesiones ordinarias del Poder Legislativo de la Nación, con el mensaje que dirigió a ambas Cámaras reunidas en asamblea el 12 de mayo de 1906, quedó formalmente inaugurado el nuevo edificio del Congreso Nacional. También el Teatro Colón fue inaugurado bajo su presidencia, el 25 de mayo de 1908, con la representación de la ópera Aída, de Giusseppe Verdi. Curiosamente, el lugar original para construir el teatro era una manzana en el cruce de las avenidas Rivadavia y Entre Ríos, pero como ésta se destinó finalmente al palacio del Congreso, se compró la manzana que ocupaba la Estación del Parque del Ferrocarril del Oeste, frente a la actual Plaza Lavalle y el palacio de Tribunales.

Además, su mandato estuvo atravesado por los festejos del centenario y, en ese marco, se realizaron una serie de celebraciones. Terminada su gestión a cargo del Ejecutivo Nacional, Figueroa Alcorta fue nombrado en 1912 embajador en España, donde se conmemoraba el centenario de las Juntas de Cádiz. De vuelta en el país, se alejó de la carrera política y abrió su estudio jurídico.

Por decreto de Victorino de la Plaza del 1° de septiembre de 1915, Figueroa Alcorta se incorporó a la Corte en reemplazo de Lucas López Cabanillas. Entre las sentencias que firmó, se destacan aquellas que convalidaron la actuación de los otros órganos de gobierno y un uso restringido del control de constitucionalidad. Así, en “Ibañez” (Fallos 136:244), la Corte admitió la facultad del Presidente de la Nación de indultar a los procesados. En tanto, en “Castellanos” (Fallos 136:147) se afirmó la irrevisabilidad judicial del juicio político que destituyó al gobernador radical de Salta.

Su presencia en la Corte coincidió con una época jurisprudencial de marcada defensa del derecho de propiedad. Así, en “Bourdieu” (Fallos, 145:307) la Corte declaró la invalidez de un impuesto que gravaba la transmisión de concesiones sobre bóvedas por ser confiscatorio. Allí definió el derecho constitucional de propiedad como “todos los intereses apreciables que un hombre puede poseer fuera de sí mismo, fuera de su vida y de su libertad”. En “Horta c/Harguindeguy” (Fallos, 137:47) y en “Mango c/Traba” (Fallos, 144:219, 1925), el Tribunal dejó de lado lo resuelto en “Ercolano” y declaró la inconstitucionalidad de la Ley 11.157, que congelaba el precio de los alquileres por dos años por entender que ello violaba el derecho de propiedad y la libertad de contratación protegidas por la Constitución.

Tras el fallecimiento de Antonio Bermejo, entonces presidente del tribunal, Figueroa Alcorta fue elegido por sus pares para sucederlo en ese cargo, en septiembre de 1930. Era la primera vez que los propios integrantes de la Corte elegían a quien los encabezaría, atribución que hasta ese entonces era ejercida por el presidente de la Nación.

Según fuentes diversas, tras el golpe de estado de 1930, Figueroa Alcorta, defensor de la “vieja república”, se opuso internamente al dictado de la acordada del 10 de septiembre que convalidó al nuevo gobierno. Su posición resultó ser minoritaria y su firma se encuentra plasmada en dicho documento.

Como ministro, permaneció en la Corte Suprema hasta su muerte, el 27 de diciembre de 1931, en Buenos Aires. La avenida que en la ciudad hoy lleva su nombre sintetiza una parte importante de la vida de Figueroa Alcorta. Inaugurada en 1910, su primera denominación fue Avenida Centenario. Luego, su nombre fue cambiado por el del presidente José Félix Uriburu, protagonista del golpe de 1930.

Finalmente, adoptó su denominación actual y allí, a la altura del 2263, se emplaza la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires.